La Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía (AVVAPro) ha mostrado al Ayuntamiento de Málaga su preocupación por la solicitud que ha hecho a la Junta de Andalucía para cancelar la inscripción en el Registro de Turismo de Andalucía de un total de 1.120 viviendas de uso turístico.
“Esta medida retroactiva implica, en la práctica, la revocación del derecho de los propietarios a explotar sus inmuebles turísticamente”, asegura el vicepresidente de AVVAPro Juan Cubo. Por ello, la asociación solicita a la concejala de Urbanismo, Carmen Casero, una reunión para que sea transparente con el sector.
“Necesitamos que la corporación municipal comparta con nosotros todos los pasos que está dando y su hoja de ruta, porque así se nos prometió en su día. Llevamos más de cuatro años trabajando con el Ayuntamiento y haciendo propuestas en positivo. Necesitamos máxima transparencia en todo lo que afecte a nuestro sector, que es clave para la ciudad. Aún no conocemos el estudio al que alude el Ayuntamiento para la adopción de tales medidas”, añade Cubo.
El Ayuntamiento de Málaga argumenta que esta medida es necesaria para detectar y sancionar viviendas ilegales, así como para abordar el aumento del precio de la vivienda. AVVAPro comparte los objetivos del Consistorio, pero rechaza las medidas adoptadas porque además de no ser proporcionadas ni adecuadas desde el punto de vista legal no van a resolver el problema.
Y para ello AVVAPro acude a los datos objetivos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que en su último censo de vivienda demuestran que las viviendas turísticas no son la causa de la subida de precios y de la escasa oferta de alquileres de larga estancia en la ciudad. El alojamiento turístico supone solo el 2,6% (7.038) del total del parque de viviendas de Málaga capital (261.857), mientras que las viviendas totalmente vacías acaparan el 6,3% (16.638). Si a las vacías les unimos las de uso muy esporádico (menos de tres meses al año) esta cifra aumenta al 14,6% (un total de 38.405). Es decir, por cada alojamiento turístico hay cinco que están deshabitados y que no aportan hogar a nadie, ni impacto económico ni generación de empleos.